Hermanos todos,  hermanos.

Atendiendo estríctamente a la ciencia, la teoría de la evolución de las especies de Darwin, tiene hoy que afrontarse con ciertos matices y correcciones. Aclarado esto, publicamos un artículo del periodista Ramiro Diez que nos parece interesante:

A finales del siglo XIX el mundo científico estaba conmocionado. En la real academia de ciencias de Gran Bretaña, un hombre estaba exponiendo la teoría de la evolución

 

Esa teoría, hoy convertida en verdad científica irrefutable, señalaba que todos los seres vivos hemos tenido un origen común, en formas más primitivas.

 

De allí se deduce que somos familiares muy cercanos de otros simios, como los gorilas, o los chimpancés, por ejemplo, y que en un pasado tuvimos un antepasado común: es decir, éramos iguales.

 

Tal visión científica lastimó a algunos personajes y el director de la academia increpó al expositor, al preguntarle si el defensor de aquella teoría descendía de los monos por parte de su padre o de su abuela… Entonces el hombre contestó:

    "Prefiero ser descendiente de un humilde mono que tuvo el coraje de bajar de un árbol, y no de seres que se creen superiores, como usted, o que cierran los ojos a la verdad de la ciencia, para seguir sumidos en la oscuridad de sus creencias llenas de superchería”.

 

Ese fue uno de los últimos debates que, en un foro científico, se dieron acerca del tema.

 

El descubrimiento de la las leyes de la evolución es uno de los más revolucionarios y grandiosos realizados en toda la historia de la humanidad.

 

Y tal salto en el conocimiento se la debemos a Charles Darwin, que estaba publicando su obra “Sobre el origen de las especies”, un día como hoy, 24 de noviembre de 1859.

 

Y hoy lo recordamos, porque este libro de Darwin abrió las puertas para que una cascada de luz y de verdad inundara nuestras mentes.


Like it

 

 

Ver otros artículos del Blog

Share



Escribir comentario

Comentarios: 0